martes, 16 de diciembre de 2008

5 pasos y zancada



Hay otras dimensiones, otras realidades, en este nuestro mundo. Cohabitan, aunque no siempre en armonía. Él daba cinco pasos y luego una zancada y, tras ella, otros cinco pasos y zancada. De tanto en tanto, se paraba y se miraba las manos como si leyese. A veces fruncía el ceño con disgusto, otras sonreía, le gustaba lo que veía. Cinco pasos y zancada. La misma cadencia siempre, como quien lleva un plan preestablecido. Un fin concreto. Los cinco pasos y la zancada, y su lectura de manos. Cuando llegó su autobús subió y se sentó en la misma realidad que los demás.

Siempre me han fascinado aquellos a quien llamamos locos, aéreas mentes, habitantes de quien sabe que realidad fronteriza. Me fascinan, porque en ellos intuyo otros mundos a los que mi mente tiene vetada la entrada. Ellos, a los que llamamos locos, tienen percepciones ajenas a nosotros, tan tangibles y reales como los muros para nosotros. Lo veo, está en sus ojos. Lo están viendo. Lo viven ¿Quién dice que está realidad pactada es más real que la que ellos viven?


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